Trabajar con nuestras manos, aprender a realizar nuestros propios cultivos son experiencias altamente gratificantes e importantes.
Al comenzar el año preparamos los cajones de nuestra huerta y plantamos lechuga y rúcula. Los cuidamos con esmero.
Cuando crecieron lo suficiente, realizamos el trasplante de lechugas para que puedan seguir desarrollándose en el espacio que necesitan.